CANICHE (1979), la película definitiva de BIGAS LUNA o cómo convertirse en fan incondicional de su actor protagonista, ANGEL JOVE.

Lo que ya se apuntaba en BILBAO (1978), un ambiente obsesivo, claustrofóbico, en CANICHE llega al delirio total con ese retrato de una sociedad burguesa catalana en decadencia, unos personajes ociosos incapaces de salir de la miseria, abandonados a sus "hobbies" y a los vicios más perversos (zoofília).
Un film que contiene un montón de elementos que por otra parte resultan demasiado familiares..., recuerdos de un pasado recién estrenada la democracia, todavía en tonos grises y pardos.
Y a pesar de todo, al igual que el protagonista interpretado por JOVE, prefiero ese retrato oscuro y sórdido del principio, a la segunda mitad del film, en la que después de heredar de una anciana tía, los dos hermanos protagonistas (ANGEL JOVE y CONSOL TURA), se instalan en un lujoso chalet, estableciéndose paralelismos con ese pasado en la vieja mansión sucia y ruinosa: esos teléfonos años "40" junto a una revista atrasada de "Selecciones", animales disecados, muebles art déco polvorientos y desvencijados, baldosas frías y descoloridas, la piscina abandonada que recuerda viejas glorias, la cocina con la nevera prehistórica, el piano, la manta verde de lana en la cama, la lavadora en el baño sin reformar, los depósitos de uralita en el desván, las visitas al canódromo para apostar lo poco que les queda, las visitas al dentista, a la tía moribunda, a actos sociales deprimentes y a la perrera...
Eso sí, se recomienda tener bastante aguante (estómago) para verla.