De niña fui condenada a la soledad, pasaba las vacaciones de verano sola en casa, si exceptuamos unos pocos y anhelados días en un hotel al lado del mar.
En el hotel casi nunca hice amigos, en realidad prefería estar sola, me había acostumbrado a ello, en mis juegos no había demasiado sitio para nadie más.
Y continúa siendo así...
1 comment:
Recuerdo esa sensación, todavía me ocurre que a veces la gente me da mucha pereza
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