Si en aquel entonces mi tendencia al encierro voluntario era preocupante, la situación pandémica ha normalizado esa disfunción, en ese sentido parece casi una "bendición", por favor, escrito entre mil comillas ya que sólo puedo sentir tristeza por todo a lo que nos vemos obligad@s, las mascarillas que nos convierten en espectros, nos aíslan aún más, el miedo atroz a la enfermedad y a la muerte.
Este año me he quedado huérfana de padre, sólo puedo decir que con más de cincuenta años es algo que era esperable, no fue la covid si no un linfoma con metástasis lo que se llevó a mi padre y ahora, perdida entre sus recuerdos, sólo puedo añorar un pasado que como he dicho, produce dolor por la nostalgia tan grande que siento.
¿Qué mundo va a quedar después de todo esto? ¿O esta pesadilla no terminará nunca? No creo, al contrario de lo que dicen muchas voces, que esto nos haga mejores, la tendencia al aislamiento ya era profunda y esto la agudizará todavía más. Sobrevivir se convertirá en algo mucho más apremiante. Tengo la esperanza que mis hijos se adaptarán a este cambio radical, a este mundo incógnita que se abre ante nosotr@s. Deseo pensar, como escribí hace tiempo, que sólo soy abono y transición y que ellos sabrán hacer las cosas mejor aunque la situación se antoje imposible.
De momento toca el encierro ya más obligado que voluntario, aprovecho para poner orden en los papeles de mi padre, él nunca supo hacerlo, acumuló documentos de su padre, de sus abuelos, infinidad de cartas, escrituras..., encuentro también tristeza y dolor en esos papeles, entiendo que no se enfrentara a todo ello...Sólo quiero conservar aquello que me produzca felicidad, una tímida sonrisa, aunque todavía sea esa sensación agridulce, lo demás es mejor dejarlo atrás, bastante tenemos con el presente.
2 comments:
Un placer ver que aún hay vida en el mundo de los blogs :)
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