Wednesday, December 12, 2012

OSTRACISMO

De niña fui condenada a la soledad, pasaba las vacaciones de verano sola en casa, si exceptuamos unos pocos y anhelados días en un hotel al lado del mar. En el hotel casi nunca hice amigos, en realidad prefería estar sola, me había acostumbrado a ello, en mis juegos no había demasiado sitio para nadie más. Y continúa siendo así...

RANCIO ABOLENGO

Ese pasado rancio está ahí para ser expuesto, aunque ya lo hizo Bigas Luna en "Caniche", ¿qué más se puede añadir? Añadir se puede, claro, pero es que incluso el perro era el mismo, la misma nevera, el mismo teléfono, el mismo piano, los mismos depósitos de agua de la azotea. La carne no era de perro y la mezclaban con arroz, se comía lo mismo que el perro, eso sí. Había una alarmante falta de dinero pero se mantenía a una criada que habitaba un sótano ocuro y húmedo, sin pizca de luz solar, el mismo sótano desde el que ahora escribo estas líneas. Ahora ya no hay criada pero tengo ordenador y conexión a internet.

LAS PERSIANAS VERDES

Me gusta como entra la luz a través de las persianas verdes, la luz de julio, siempre debería haber esta luz. Por un momento olvido lo pequeña que ha quedado la casa y añoro los tiempos en los que tenía tanto espacio y por otro lado tan poco dinero, está claro que no se puede tener todo en esta vida. Ahora la falta de espacio es un verdadero problema. Me gustaría tener un sitio donde poder esconderme. Pero en ese sitio tendría que entrar la luz como a través de las persianas verdes.

NAUFRAGIO

La casa entonces me parecía muy grande, claro que luego hubo una buena parte a la que se tuvo que renunciar. Era como un inmenso barco a la deriva, con grandes agujeros por los que entraba el agua, amenazándola con el total hundimiento; en realidad, todavía hoy, lo que existe continúa seriamente amenazado a pesar de los múltiples parches y del lavado de cara. Con frecuencia la veo como una casa abandonada, hay demasiados rincones que acumulan polvo y telarañas, existen muchos objetos inútiles atrapados en armarios y en zonas que se han convertido en intransitables. Todo ello podría parecer romántico, novelesco, pero puede llegar a convertir la vida cotidiana en algo realmente penoso, una pesada carga, un lastre que imposibilita el seguir avanzando. Pues aquí estoy, enfrentándome al presente, arrastrando todo ese pasado que inevitablemente condiciona. Me gustaría poder hacer una limpieza a fondo, renunciar a todo lo superfluo e inútil, ganar espacios, que entrase el aire y la luz del Sol.